Escucho caer la lluvia (Cortazariana)
Acabo de sacarme el dÃa
Lo tenÃa adherido al cuerpo
Me saqué el aire de mi estudio
las horas de trabajo
Me sacudà el esmog de la avenida
el viaje en colectivos y ascensores
Estoy por acostarme
y escucho caer la lluvia
No hay melodÃa más exacta
que este mar de nubes
devenido en gotas
cinceladas contra el vidrio
Las escucho caer
una a una
como un collar
que se desgrana contra el suelo
Me deslizo entre las sábanas
Inicio un nuevo viaje
sin el cansancio de las horas
Dormir es despertar
a otro paisaje
que me habita
con esa melodÃa
tan exacta
que no distingo
de qué lado del sueño está lloviendo.
Avisos clasificados
1.
Canjeo diez palabras repetidas
por una nueva.
O por dos olvidadas.
2.
Dueño alquila destino.
3.
Vendo nubes blancas, rosadas y anaranjadas.
Ideales para compartir atardeceres.
4.
Se venden velas
para escuchar plegarias
deseos y orgasmos.
5.
Vendo reloj de arena
con tiempo reversible.
6.
Canjeo cien litros de miedo
por tres gotas de osadÃa.
7.
Vendo tornillos sin vueltas.
8.
Vendo sombras diurnas a $100.
Oferta: sombras nocturnas a $20.
9.
Se venden platos a prueba de sustos, resbalones y Parkinson.
10.
Canjeo cien años de certezas
por un momento de misterio.
11.
Ajusto corazones
con problemas de ritmo.
Último poema a Julio
Lamento, lo siento.
Pero es asÃ.
Te fuiste. Me fui
vos a tu nieve en ParÃs
yo a mi palmera tropical
tu Sena y mi Cid campeador
A veces los caminos se bifurcan.
sin pensar, sin decidir.
A veces simplemente sucede.
Y no es olvidar, no es negar
que fue hermoso.
A veces las valijas viajan
a horizontes diferentes
y el impulso se va donde ellas.
Yo sigo viendo horneros
y sonrÃo y agradezco
las palabras las caricias
las noches extenuadas
las tardes de domingo.
Canción de cuna para la vida
Es tan dulce quererte
tan tierno arrullarte.
Mis ojos te mecen,
mis brazos te cantan.
Te acuno, vida mÃa,
tan liviana y flexible
que pareces una hoja,
una hoja violeta
que surca el aire de la tarde
como un soplo del viento.
Te mezco, vida mÃa,
pequeña e infinita
como mis manos
que nunca paran de acariciarte,
como mis labios,
que nunca dejan de besarte
una y otra vez,
una y otra vez.
Acúname también, vida mÃa
sostenme en tus brazos,
no dejes de acunarme
no antes que llegue la hora.
Aún vibro y canto
aún amo y sueño.
TodavÃa no, vida mÃa,
aún mis hombros danzan
y te buscan y te abrazan.
Déjame mecerte
y mecerme en tus brazos
como cuando era niña
y me arrullabas
las noches de lluvia
y yo confiada y serena
esperaba que llegara el dÃa.